domingo, 13 de diciembre de 2009

Breve reflexión sobre la poesía en la red. (2)

II.-El encanto de la relación en la red.


Como si nunca hubiera sido mía, dad al aire mi voz (Claudio Rodríguez)


Una crítica (del griego κριτικός:" capaz de discernir”) es, y naturalmente lo es en mi caso, una mera opinión personal, resultado de las impresiones que me han ido produciendo las lecturas de las poesías, relatos y opiniones de los participantes en la red. Las afirmaciones de cualquier estudio crítico deben llevar normalmente un apoyo documental, pero yo voy a ser simplemente un observador, al mismo tiempo ingenuo y amigable , sólo permitiéndome, como acompañamiento de mis observaciones, citar o publicar obras y pensamientos de los amigos de la red, asumiendo que la amistad estará siempre por encima de mis posibles opiniones porque, como decía R.M.Rilke en sus “Cartas a un joven poeta” “Nada es tan ineficaz como abordar una obra de arte con las palabras de la crítica”.


Atendiendo a este espíritu, no me voy a apoyar en ningún aparato documental, sino que me voy a limitar a citar a los autores de las ideas o comentarios que se incluyan en este estudio crítico, con plena libertad y sin sometimiento a estructuras preconcebidas, como expuse anteriormente, y recorrer un camino sobre un conjunto de obras de arte humildes, expresivas, de altas cualidades personales y lanzadas al aire con la desenvoltura de una naturalidad inteligente y cautivadora.

Esa plena libertad es la que tienen los que publican en la red, aplicando la frase de Claudio Rodríguez que abre este apartado. Tan es así, que se desarrolla a través de los comentarios una verdadera amistad, sin cercanías físicas sino espirituales.

La red es también un vehículo adecuado para nuestras fantasías poéticas. Poder escribir muchas veces anónimamente y siempre a distancia nos permite buscar a la “virreina del espíritu” en la neblina de nuestra fantasía, en la línea que indica John Keats cuando en su poema Nancy escribe:

Dejad vagar siempre a la fantasía,
el placer nunca se halla en casa,
con un toque de placer se derrite
como las burbujas cuando la lluvia cae con fuerza;
dejad entonces a la alada fantasía ir errante
por el pensamiento todavía extendido ante ella,
abrid de par en par la puerta de la jaula de la mente
y ella saldrá como una flecha elevándose hacia las nubes
.

En la red no existen problemas de edad ni de limitación de culturas. El espíritu de la red acaba contagiando a todos. Ese es, por ejemplo, el caso de María Amelia López, conocida internacionalmente como “la abuela bloguera”, que se unió a la red al cumplir 95 años, con un blog que inauguró el día que cumplió esa edad,el 22 de diciembre de 2006. La anciana se hizo famosa por su blog “A mis 95 años” que se convirtió en uno de los más visitados de la red, lo que le valió en 2007 el premio ”Best of Blogs” de la cadena internacional alemana “Deutsche Welle” a la mejor bitácora en español. María Amelia López falleció en Muxia, La Coruña, a los 97 años.

He constatado que un aspecto importante de la poesía en la red es la interactividad que se produce entre los poetas a través de la lectura de los poemas de los demás y de los comentarios que se entrecruzan y que dan lugar a verdaderas tertulias en las que puede observarse que, junto a los nuevos y asombrosos deslumbramientos de los poetas jóvenes, expresado en torbellinos de palabras inconexas, muchas veces resultado de la rebeldía juvenil, existen poemas de enorme madurez intelectual y vital que me recuerdan aquellos versos de Antonio Machado (Soledades XLI)

Si buscas caminos
en flor en la tierra
mata tus palabras
y oye tu alma vieja


Los que hemos escogido el camino de la poesía creemos que la condición de aventura hacia el infinito que sustenta siempre la auténtica poesía permite una generosa integración al margen de tendencias y de hechos diferenciales. La poesía tiene que surgir libremente para invadir todos los caminos posibles y eso avala la variedad de las poesías que llegan a la red.

Los poetas de la red en la que intervengo constituyen una pléyade de personalidades muy diversas. Hay profesores de instituto, poetas consagrados, jóvenes que se inician en el mundo de la poesía, magníficos narradores, estudiosos de artes plásticas, pintores, ingenieros, médicos, políticos, abogados, campesinos, de todas las nacionalidades y existe probablemente una mayoría de mujeres de gran altura poética.

Precisamente debido a esa variedad, con aspectos múltiples y diferenciados, se nos plantea la dificultad de realizar una tría entre los poetas de nuestra red, pero esa variedad de aspectos tan plural y sugestiva justifica, sin embargo, que hagamos un esfuerzo amigable para tratar con cierta objetividad nuestro acercamiento y sigamos en cierto modo aquello que decía San Juan de la Cruz en su “Cántico espiritual”

Buscando mis amores
Iré por esos montes y riberas;
Ni cogeré las flores
Ni temeré las fieras,
Y pasaré los fuertes y fronteras.


En su “Prólogo” a su libro “Poesía Española. Antología (Contemporáneos)” aparecida en 1934, Gerardo Diego hace una clara distinción entre la Poesía “virreina del espíritu” y “el demonio rebelde de la literatura” y así dice” cada día que pasa vamos viendo con mayor claridad que la poesía es cosa distinta, radicalmente distinta de la literatura”. No desprecia el valor literario de un verso, pero se pregunta: ¿llegó a la desnudez, a la plenitud de intención poética? Y expone: “La poesía es el sí y el no; el sí en ella y el no en nosotros”. El que prescinda de ello – el del qué sé yo –vive entregado a todo linaje de sustitutivos y supercherías, al demonio de la Literatura, que es sólo el rebelde y sucio ángel de la Poesía”.

Reflexiones de tanta entidad como éstas hacen difícil, muy difícil el trabajo de encontrar mis amores, aún pasando los fuertes y fronteras, pero como es necesario arriesgarse, aún solicitando la mayor indulgencia de mis amigos los poetas que coexisten conmigo en la red, con ánimo de evitar circunloquios y para no adentrarme en un mar de generalidades, diré con Antonio Tabucchi, “Se está haciendo cada vez más tarde” y pasaré de este breve exordio a mi difícil tarea.



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