miércoles, 14 de julio de 2010

Paco Vighi


Tertulia del Café Pombo. (J.Gutiérrez Solana)









Paco Vighi.







Poeta, me dicen los ingenieros, ingeniero, me dicen los poetas (Paco Vighi)
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Para mi, Paco, mi gran amigo, no es ingeniero, ni poeta, ni labrador...es un cantante de balneario. (Valle-Inclán).
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"VIGHI(Autoretrato)

Para que todo se diga
al que agora aludo y comento
construye y vende las vigas(el apellido le obliga)
sin metal y sin cemento.
A mí me parece un cuento
(que así son las cosas suyas:
hace vigas y aleluyas).
Es difícil que le veas,
que le encuentres por chiripa.
Explicaba chimeneas
valiéndose de la pipa.
A Madrid viene; se equipa,
mete cerveza en la tripa,
deja el Lion y la Elipa,
va a Palencia y Arequipa;
cuando don Manuel le guipa
le mete en clase y la da
pero a veces se anticipa
y entonces el muy guripa
se va.





Belalcázar Nº 6.





Yo nací en la madrugada del seis de marzo de mil novecientos treinta y cuatro. Fui el menor de cuatro hermanos, Francisco Javier, María Jesús, José Ignacio y yo mismo, Fernando. Mi madre, Ignacia Solís Núñez de Prado, había casado con Francisco Jiménez Ontiveros, abogado, Doctor en Ciencias Exactas y Doctor Ingeniero de Caminos, Canales, Puertos y Ferrocarriles. Nuestra casa era el nº 6 de la calle Belalcázar, construida dentro del conjunto Parque Residencia (1931-1934).

Este Parque Residencia ocupaba el espacio entre las calles Paseo de la Castellana, Vitruvio y Joaquín Costa, Carbonero y sol, Jorge Manrique y Belalcázar. Los arquitectos (proyecto general y urbanización) fueron Rafael Bergamín Gutiérrez y Luis Blanco-Soler Pérez. Esta actuación supuso el primer intento de importar el racionalismo europeo en la construcción de viviendas, incorporando por esta vía los principios del Movimiento Moderno. Para ello, el constructor Iturbe, junto a promotores y arquitectos hacen una lectura beneficiosa de la Ley de Casas Baratas y levantan un conjunto destinado a alojar profesionales liberales, siguiendo un sistema de urbanización de pequeña ciudad jardín.

El conjunto en sí sigue plenamente posprincipios racionalistas, eliminando en el exterior todo elemento superfluo, para volcarse en un interior confortable, basando la decoración mural en la sencillez de los vanos, en algún gesto expresionista como los esquinazos en forman de proa o los aleros a modo de plano trasversal que da forma a los porches, conformando un conjunto estético de aire neoplasticista.

Al formar parte mi padre de este grupo de profesiones liberales, compró la casa citada en el nº 6 de la calle Belalcázar, que es una pequeña calle paralela al Paseo de la Castellana y es cruzada por tres calles: Carbonero y Sol, Grijalba y Jorge Manrique.

Mi madre, Ignacia, nacida en Málaga, era de ascendencia vasca y soriana. Era bellísima, de cabello rubio y ojos muy azules. Mi padre nació en un pueblecito llamado Sierro, provincia de Almería y tenía los ojos muy negros y acerados y el pelo negro. Nacido en el seno de una familia muy pobre, gracias a su portentosa inteligencia, logró obtener becas de estudio que le permitieron seguir tres carreras con suma brillantez. Gracias a su notable capacidad fué nombrado Jefe Superior de Ferrocarriles.

Cuento estos datos, no con objeto de hablar de mi vida, sino de la circunstancias que permitieron sucedieran dos hechos notables: la entrada en mi vida de mi madrina Gloria de Luna y el conocimiento de la familia Vighi. De hecho, en la Cooperativa de Casas Económicas compraron casa muchos notables intelectuales, como el poeta José Bergamín, matemáticos como Bachiller y diversos artistas y pintores. Las características innovadoras de la propuesta así como la situación privilegiada de la barriada, contribuyeron a que esta colonia no sólo fuera proyectada por arquitectos sino elegida por ellos como lugar de residencia, junto con otros profesionales e intelectuales relevantes del momento. Además de los propios autores del proyecto, allí vivieron, entre otros, Fernando García Mercadal, Fernando Salvador, Esteban de la Mora, Javier Gómez de la Serna (hermano de Ramón) y Fernando Cánovas del Castillo.Las casas se construyeron aisladas o agrupadas en hileras, cada una con tres plantas: en el semisótano servicios; en planta baja vestíbulo, comedor y sala de estar; en segunda planta dormitorios y baños.

Una vez terminada nuestra casa, mis padres y mis tres hermanos se trasladaron a vivir en ella. Fueron momentos felices para todos. Mi padre viajó incluso al extranjero delegado por la República. En este clima de felicidad nací yo el 6 de marzo de 1934, en la habitación de mis padres. Sin embargo, la vida empezó a complicarse a partir de la revolución socialista en Asturias. Comenzaron los movimientos prerrevolucionarios, las izquierdas y los falangistas comenzaron a tirotearse en las calles. Mi padre, funcionario del estado, ingeniero especializado en ferrocarriles, no podía abandonar su trabajo pero, ante el clima de asesinatos indiscriminados entre la población civil, envió a mi madre y a los cuatro hermanos a Sevilla, donde residía su hermano Federico, médico del ejército del Aire. En esos momentos difíciles de preguerra, mis padres conocieron a sus vecinos más inmediatos. Los Bergamín eran viejos amigos y vivían en la esquina de Belalcázar con Jorge Manrique. En la calle Grijalba, en un chalet adosado al nuestro, vivían las hermanas Josefina y Gloria de Luna, hijas de un abogado del estado ya fallecido. Debido a esa cercana amistad, mis padres decidieron ofrecer a Gloria, mujer muy inteligente y políticamente republicana, ser mi madrina. Ella aceptó y eso pudo ser, al cabo de los años, un hecho muy importante para mi vida, ya que Gloria, una vez fallecido mi padre en 1944, se convirtió en mi especial profesora de arte y literatura. Vecinos privilegiados fueron Paco Vighi y su esposa Julia Arroyo, que vivieron en la calle Grijalba, nº 10. Tuvieron un hijo, al que llamábamos Cuco, que como ingeniero industrial llegó a ocupar la cátedra de su padre y a quien llegué a conocer personalmente al cabo de los años, así como a sus hijas, Almudena e Isabel.





A poco de comenzar a estudiar la carrera de Derecho, en la vieja Universidad de San Bernardo, conocí a la que iba a ser mi esposa, Flora María Diego Ayala (Peque) hija de Marcelino, hermano del poeta Gerardo Diego. Nuestra boda se celebró en 1957, siendo nuestro padrino Gerardo Diego, al haber fallecido el año antes Marcelino. Recién casados fuimos a vivir a una casa en alquiler en la calle Vallehermoso, y hasta siete años después no pudimos volver a vivir en la casa de Belalcázar. Como Paco Vighi murió en 1962, no tuvimos ocasión de conocerle personalmente y todo lo que sé de él es a través de sus escritos,su familia y de la amistad de mis hijos con sus nietas, que continuaron viviendo en su casa de Grijalba, 10. La viuda de Paco Vighi, Julia Arroyo, fué una íntima amiga nuestra. Era una mujer extraordinaria, inteligente, culta y muy simpática. Fué a traves de ella que conocí más profundamente la obra de su marido. Me regaló su libro "Nuevos poemas" con una dedicatoria muy cariñosa y un prólogo estupendo de Jesús Castañón Díaz.





El padre de Paco Vighi fué Humberto Vighi Corradi, ingeniero italiano que trabajó en la línea del Norte, dirigiendo la obra maestra de la ingeniería ferroviaria del paso del Puerto de Pajares. Murió en acto de servicio, como Jefe de Vías y Obras, en 1891. Su viuda, la palentina Faustina Fernández y sus cuatro hijos quedaron en Madrid, donde nació nuestro poeta, en el número 14 de la calle Ferraz de Madrid. Estudiante brillante- con una nota media de notables y sobresalientes - se matriculó en la Escuela de Ingeniería Industrial de Madrid, donde figura inscrito de 1910 a 1926, aunque a lo que de verdad se dedica es a una intensa vida de la bohemia madrileña, alternando las tertulias literarias del Henar, del Lion, del Café Levante, del Café Pombo, de El Gato Negro..( consultar Jesús Castañón, "Francisco Vighi y su obra", 1971).
En estas tertulias conoció a Valle Inclán, que le distinguió con el apelativo de "sobrino" y "el noveno poeta español" alternando con su viejo condiscípulo del San Isidoro, Ramón Gómez de la Serna, que le convierte en figura imprescindible en la Tertulia de Pombo, con Claudio de la Torre y con Unamuno. Apenas pisó la Escuela de Ingeniería Industrial, de cuyo himno - letra y música - es autor. En el album conmemorativo de la promoción 1920-1926 se escribe:

Contando chistes del Ateneo
fumando en pipa, sentado al sol,
Vemos a Vighi curso tras curso,
pinta de artista, siempre de humor.




Consideró a la pipa como el símbolo del revuelto mundo de los -ismos- que él veía representados en Ramón. Al volver Ramón Gómez de la Serna a pasar unos días en España (con motivo de la donación del cuadro de Solana sobre "La tertulia de Pombo" al museo del Prado y observar Paco Vighi que bajaba del barco sin el preciado instrumento, no dejaba de gritarle :



-La pipa, Ramón, la pipa.





De vez en cuando viajó Paco Vighi a su tierra palentina, donde intentó ser labrador en una tierra heredada de su madre, y minero en Cervera, donde explotó la mina La Paquita. Al casarse en 1928 con Julia Arroyo, en la capilla de la finca de Macintos, vuelve a Madrid, donde se incorpora como profesor auxiliar a la cátedra de Termodinámica de la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid, el mismo año en que nace su hijo Francisco, hoy catedrático de dicha asignatura en la misma Escuela.



Paco Vighi fué ante todo un hombre de fuerte vitalidad, un exaltador del ocio como supremo valor de todos los valores:

Ni negocio
Ni sacerdocio.
Ocio.




En este libro, regalo de su viuda Julia Arroyo, puede leerse esa poesía divertida e inteligentemente despiadada de Paco Vighi. Por ejemplo, en sus "Poemas de Palencia", puede leerse un poema sobre "Geografía Provincial" tan cáustico como éste:

La provincia de Palencia
al Norte de España está.
Tiene ocho mil kilómetros
poco menos, poco más.
Arriba está Santander,
a trece leguas el mar,
Burgos mirando hacia Francia;
León yendo al Canadá;
y a sus pies Valladolid,
que es donde tiene que estar.




o éste:



Plagas del campo.

Se acabaron, cosa rara,
el mildiú y la filoxera;
la langosta es forastera
y además está muy cara.





En sus divertidos "Bocetos de tertulias", hay una soberbia poesía llamada "omisión-queja-explicación", dirigida al escultor Sebastián Miranda " a quien no incluí en Semblanzas" con el siguiente:





Estrambote.

Si te comí lo mismo que a una gamba,
sirva el presente bombo
para que vuelvas al Lion y a Pombo
Y así olvides mi olvido ¡Qué caramba!


En sus "Poemas Regionales", dedica su poesía "Amanecida en Madrid" con versos como éstos:

Legañosos tranvías,
troles adormecidos. Luz Lechosa
de aguardiente en el agua. Mil manubrios
tuestan café en el ritmo de la polka.

Triunfo de barrenderos, de beatas,
guardias y perros, carros, templo, lonjas.
Todo el suburbio asalta
la ciudad dormilona.

Y finalmente, en sus
"Poemas Familiares " escribe.

La última felicitación.

Aunque ripioso, improviso,
¡Tres meses enfermo en casa!
(Grijalba 10, junto al Viso)
aquí reposo, repaso,
me examino y me confieso.
Nada espero de la U.S.A.
ni creo en la esencia rusa.

Los que pisaron la rosa,
prohibieron la sonrisa
y asustaron a mi musa.
De la catástrofe esa
ninguno ha quedado ileso.

El arte es turbio y espeso.
La comida muy escasa.
La cultura muy Espasa.

Sin sonrisa, musa y rosa.
Hay que apresurar el paso,
inscribirse en El Ocaso
y morirse y a otra cosa.






Siempre recordaré a este ilustre y simpático poeta palentino, ocurrente, inteligente, irrepetible. ejemplar único de la bohemia madrileña. Le dediqué hace unos días este soneto:

A Paco Vighi, poeta inolvidable.


Amigo Paco, ya no puedo verte,
quedan tus obras, pero tú te has ido,
de la bohemia fuiste el distinguido
sochantre del disfrute y de la suerte.

Te viniste a Madrid para ofrecerte
de pacoviguesco entrometido,
bonachón inteligente consentido,
apreciando más la vida que la muerte:

ni negocio ni sacerdocio, ocio,
sólo la pipa, mi mujer, poesía,
todo mi amor y toda mi paciencia,

y si me quedo solo, sin un socio,
una buena tertulia o cofradía,
nada de whisky, vino de Palencia.





En el cuadro emblemático de la entrada, vemos reflejada una de las reuniones de intelectuales tan típicas en las tres primeras décadas del siglo XX. La acción se desarrolla en uno de los cafés típicos madrileños, de igual nombre que el que se indica en el título del cuadro, el Café Pombo. Antes de ser propiedad del Museo de Arte Contemporáneo, el cuadro perteneció a Ramón Gómez de la Serna, a quien vemos retratado en el centro de la composición. Este retrato múltiple, nos da a conocer la imágen de muchos de los intelectuales de la época: Manuel Abril, Tomás Borrás, José Bergamín, José Cabrero, Mauricio Bacarisse, Pedro Emilio Coll, Salvador Bartolozzi, incluyéndose el mismo pintor entre ellos en un maravilloso autorretrato. Destaca la sobriedad de los retratados y los colores oscuros que utiliza, que tan característicos son del artista.


Con esta imagen, J.Gutiérrez Solana nos abre a un momento singular de la vida intelectual española de los años veinte, de la que se ha convertido en pintura emblemática. En el centro, Ramón Gómez de la Serna, a su lado, de izquierda a derecha, Manuel Abril, Tomás Borrás, José Bergamín, José Cabrero, Mauricio Bacarisse, el propio Solana, Pedro Emilio Coll y Salvador Bartolozzi.

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6 comentarios:

Mugget dijo...

¡Que belleza!

¡hermoso homenaje!


Me siento ligada a tus palabras, porque mi formación es en derecho, leyes, banca.

Pero desde que conocí la poesía, la hice mi religión, mi devoción, es dulzura y miel en mi ocio.


Un beso,
tu amigo Paco está, está en tu memoria, en tu recuerdo.

FRANK RUFFINO dijo...

Estimado Poeta Fernando:

Qué excelente escrito acerca de tu historia familiar, los orígenes de tu barrio madrileño, la relación de sus moradores a través del tiempo, y aunque no conocieras a Paco, sin duda alguna llevas parte de su espíritu en ti. También el soneto dedicado a este bohemio tertuliano está esplendido. Jolines: y estar emparentado políticamente con el bardo Gerardo Diego (mi amigo ya fallecido en 2004, el poeta Jorge Charpentier estudió a finales de los 50' en Madrid y fue catedrático de la Complutense. Él amaba Madrid y a Pedro Salinas como poeta madrileño de pura cepa; pero en los sesentas retornó a su país, Costa Rica y no volvió más -citaba mucho en sus poemas a Gerardo Diego-). Murió lleno de nostalgia por los bares y sitios de esa gran ciudad. Era muy bohemio, hasta anduvimos de juerga pocos meses antes de su muerte por los bares josefinos).

Madrid, Madrid, la ciudad más querida por mí, aunque poco la conozca: estuve 15 días en 1990 con 25 años. Pero siempre me la imagino como el centro del mundo, o sea, que ando un poco descentrado siempre. Jajaja! Tengo un primo tomellosero que es abogado establecido en el Paseo de la Castellana, se llama Lorenzo Navarro García, un gran profesional que muy jovencito fue becado a través de un programa del Rey que destacaba a los jóvenes estudiantes más valiosos de España. Así, Lorenzo se vino a estudiar a Madrid y ahí se quedó. Ahora tiene alrededor de 68 años. Casó con una madrileña filóloga inglesa, nacieron sus hijos...

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Frank.

rafaelmulero.blogspot.com dijo...

Tantas coincidencias encuentro en algunas cosas que me asombra habernos conocido. Tu padre moría cuando yo llegaba 1944. Mi madre nació en Fuengirola y mi padre a la semana de nacer estaba en Sevilla. Se casaron en Almería. Mi padre era funcionario civil al servicio de la administración militar destinado en la base aérea de Tablada. Después, terminada la guerra civil, -esa que parece que nunca concluye-, se trasladaron a Madrid y mi padre trabajó en el ya desaparecido Ministerio del Aire; también en él comencé yo mi carrera administrativa en 1965 de auxiliar administrativo. También yo nací en habitación de la calle Benito Gutiérrez 33, (lo digo por si algún día hay que colocar una placa), como nacían todos los niños de aquella época Estudié en la Universidad de la calle San Bernardo, Ciencias Políticas y Sociológicas y dos cursos de Ciencias Económicas, asistiendo a las manifestaciones por la calle Gran Vía y aledaños. En la calle Silva me despisté y un gris de la época me dio con la porra en la espalda a consecuencia de lo cual tuve que dormir boca abajo durante muchos días, -cosa que nunca me ha gustado, salvo cuando las necesidades… así lo requieren-. En la calle Vallehermoso tuve alguna que otra novia, nada importante ni de preocupar, y en la calle Ferrar iba a misa a la iglesia del Corazón de María, que tiene la talla de un Cristo preciosa y al que le he rogado en multitud de ocasiones.
Fumo en pipa hace ya tiempo, pertenezco al Club de la Pipa de Madrid (www.capmadrid.org) donde tengo publicados por mis colegas, en mi espacio literario, alguna que otra cosa relacionados con la pipa y que escribí para alegrar un poco a los más tristes. De Gloria de Luna ya me has hablado en ocasiones en el Café de las Sorpresas y queda pendiente que yo te hable de mi madrina Rafaela Valenzuela Moreno, mujer también inteligente, avispada, sin hijos, casada con un insigne periodista José María Bugella de Toro, a los que debo mi afición a la música clásica –el primer concierto que escuché en vivo fue en el Palacio de Carlos V de la Alhambra de Granada y donde vi y escuché tocar el piano en el patio de los Arrayanes a Artur Rubistein .
De la poesía encantadora que le escribes a Paco me encanta eso
ni negocio ni sacerdocio, ocio,
sólo la pipa, mi mujer, poesía,
todo mi amor y toda mi paciencia

Un abrazo, con mis felicitaciones.
Rafael Mulero Valenzuela

Soy YO - MilThon dijo...

mi amigo fernando como siempre sugierente y sobre t odo muy directo en tus mensajes dentro la poesia.
te saludo
milthon

Marucha dijo...

Que me he quedado prendada de esta entrada !!!!!!

Don Fernando,

que es usted preciso para estos escritos.

Vanbrugh dijo...

Vaya un tipo envidiable, Paco Vighi. Qué post tan interesante, que magnífico vistazo a la burguesía ilustrada madrileña del siglo pasado y qué suerte la tuya, al haber nacido y crecido en semejante ambiente.

Suerte, además, que has sabido compartir y propagar. A través de tu hijo Fernando tuve el placer de conocer hace años a Julia Arroyo y pasé en su casa un par de tardes estupendas.

Gracias por todo, Fernando.